No había pisado el cine de Once durante mucho tiempo, la verdad es que el que atendía en boletería era un completo idiota y maltrataba a la gente, pero luego de enterarme que se fue al averno y ya no estaba decidí probar suerte nuevamente.

Era sábado y el clima ayudaba para salir a pasear, tenía que hacer algunos trámites por la zona y decidí meterme en el cine. Prácticamente desierto, dos o tres personas, uno se me acercó, pero entre que sólo tocaba y apenas se acercaba a darle algunos “besitos” al amigo, y entre nos le apestaba el hocico que me la bajó completamente, me siguió un rato, pero desistió finalmente. Luego un chico grandote me siguió al baño y mientras estaba en el mingitorio mostrándole un poco la pija él en el baño se bajó un poco los pantalones para que lo apoye, cosa que no desaproveché, me dijo que sigamos en la sala, y bueno, ratito seguimos, pero de repente se quiso ir. (era un poco alto y yo medio petiso gastaba mis energías de puntas de pie y saltando para poder alcanzar)

Por suerte vino un poco más de gente, un fisurita flaquito con una tremenda chota, que varios obviamente se avalanzaron para agarrar, yo me puse al lado y un pelilargo que estaba pegado a él como garrapata cuando terminó siguió conmigo, no era muy bueno en su trabajo, pero luego entregó la cola que se sintió muy muy bien. Todos saben que la refrigeración brilla por su ausencia, así que cortaba, daba una vuelta para descansar y luego lo encontraba a este flaco para darle un poco más. En una de las ocasiones un gordito vino mientras estaba garchándolo y me apoyó un poco, se sintió rico, pero como el tamaño que tenía no le alcanzaba mucho no pudo hacer.

Apareció un tipo con un culito chiquito como me gusta, pero terminó siendo uno de esos que se hacen las estrellitas y no se dejaba tocar por nadie (aunque lo vi en una esquita chupando a uno lo más escondido posible). Otro que estaba medio en pedo también me dejó darle un poco, hermoso, pero ya se tambaleaba tanto que era dificil poder mantenerlo en posición, me fui un rato, y me buscó en el cuarto de arriba en donde podía agacharse y agarrarse del banco, un rato estuvo bueno, pero igual, se tambaleaba demasiado.

Finalmente apareció un hombre mayor, cargaba un tremendo pollón, de esos que que en el centro se sienten duros, pero están recubiertos de mucha grasa suavecita y piel. De todas maneras era inmenso, estaba bueno, así que además de chuparle y transar como me metía mucho el dedo atrás decidí hacerme de valor y dejarme penetrar. Aquello se sintió tremendo, sentí cómo se me estiraba todo, ganas de gritar y cómo se movía todo eso adentro mío. Lamentáblemente empezó a agarrarse como que estaba al borde de acabar y decidió cortar un poco el momento para descansar. Yo a este punto ya estaba tan caliente que me acabé, aún sintiendo todo atrás aunque no tuviera ya nada adentro.

Ya eso no podría ponerse mejor de lo que fue, así que pasé por el baño y me fui del lugar.

Día para el recuerdo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *