Una vez más cedo a la tentación del cine, y decido ir a descargar tensiones, el día bastante fresco y lluvioso y sinceramente se presta más para cucharita que para ir a algún lugar húmedo y pegajoso.

Obviamente llegué y estaba al borde de declararse territorio desierto, pero no pierdo las esperanzas. Un tipo petiso y menudito que siempre suele estar los fines de semana se acercó y aproveché para que me chupe un poco, en medio de todo me pongo un forro y lo doy vuelta para empomarlo, pero no llegué a ponerla entera que pegó un chillido y se hizo el afligido y enojado porque “le hice doler”, No había ya nada ni nadie a quién apuntar, pero decido ir al baño y apenas giro para el pasillo que me lleva allí un morochito con pinta de de cartonero o similar me mira y vira 180 grados al baño a paso rápido antes que yo. Me encantó que ya estaba esperando de rodillas y con la boca abierta para que empiece a alimentarlo. En lo iluminado del baño estuvimos un tiempito y estuvo muy bueno, pero empezó a venir la gente que estaba en el cine (que me generaban cero interés) y me pidió de entrar al baño más grande. Obivamente sin problemas me metí y seguimos, me chupó un rato y luego me estiré para tocarle la cola a lo que sin pensarlo dos veces me entregó, y le di lo mejor de mi. Ya todos sabemos que el baño es muy caluroso, así que cada tanto abríamos la puerta para poder pasar mejor, alguno que otro venía y se quedaba mirando, el pibe creía que me calentaba y hasta me preguntó si me gustaba que me miren. Le contesté con la verdad, no me genera nada, no me molesta mientras no se pongan pesados y no se pongan a “observar” como si estuvieran mirando la TV. (por mi pueden pajearse mirando, o husmear un poco, pero no estoy para dar un espectáculo, ja)

Al rato me dijo de seguir un rato en la sala, ¿por qué no?. apenas llegamos nos fuimos a la esquina del fondo de la última fila de butacas, y antes de hacer nada me dijo que se le cayeron los cigarrillos en el baño. Se fue… largo rato después y no volvió… lo di por perdido.

vueltas y vueltas y nada caía. cuando me dije que el día ya no daba para más voy al baño antes de salir y allí estaba nuevamente. sin resentimientos lo metí en el baño y entré a darle bomba ya con “bronca”, aparentemente le gustó. nos sacamos los pantalones, intentamos todas las posiciones, hasta patitas al hombro él acostado de espaldas sobre el inodoro. Finalmente abrimos la puerta, él ya pecho contra el suelo y le subí bien alto la cola, me calenté mal. tenía un cachete ya pegado a la baldosa, Me puso mal al palo y con más ganas le daba. Lo oía gemir y más y más. Casi inmobil ahí acabé como medio litro de leche. Así como así nomás se levantó, me agradeció y se fue a asear con total integridad, aquí no ha pasado nada!.

Eso mereció aplausos. Que no haya habido casi gente nos permitió disfrutar de todo eso sin casi interrupciones. A veces poco es mucho y mucho es poco.

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